Sicilia. Corre el siglo XI. Un hombre atado de pies y manos se encuentra de rodillas esperando morir asesinado. De repente recibe varias puñaladas en la espalda, todas limpias, provocándole graves heridas. No tarda mucho en desangrarse y el hombre fallece a los pocos minutos. Tras el hecho, es enterrado boca abajo en lo que es hoy la Piazza Armerina, sin seguir ningún ritual religioso específico ni colocar objetos junto al cadáver que pudieran determinar algo relacionado con su identidad. Ahora, 1.000 años después, un grupo de arqueólogos ha encontrado sus restos y trata de averiguar quién pudo ser la persona asesinada y por qué falleció de manera tan cruel.
Como si se tratara de un nuevo caso de «CSI Historia», la maquinaria para tratar de esclarecer los hechos ya ha comenzado a dar resultados y la ciencia tiene respuestas que darnos. Las primeras evidencias hablan de un hombre de entre 30 y 40 años, el cual recibió hasta 6 puñaladas en la espalda. La precisión con la que están hechas, en zonas tan específicas a la altura de los pulmones y el corazón, hacen creer que la persona que infligió esas heridas sabía bien lo que hacía. El hecho de no encontrar ningún otro signo de lucha en el resto del cuerpo, indican que el hombre se encontraba inmovilizado y no podía defenderse. Por otro lado, gracias a una reconstrucción por escáner 3D, el equipo de arqueólogos ha sabido la manera en la que recibió las puñaladas y el tipo de arma que se usó: un cuchillo o daga. Al parecer, el hombre esperó que la muerte llegara mientras se encontraba de rodillas.
¿Por qué fue enterrado de esta forma?
Su cuerpo se encontraba boca abajo de una manera poco usual para la época. En el siglo XI, coexistían en Sicilia 3 importantes religiones monoteístas: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. Todas ellas tenían sus propias tradiciones a la hora de dar sepultura a un cuerpo, por ejemplo, los cristianos e islámicos enterraban a sus muertos boca arriba, mientras que los musulmanes lo hacían sobre su lado derecho, para que su cabeza se dirigiera hacia la Meca. Por lo tanto, la posición del fallecido no concordaba con ninguna de ellas, lo que les hace pensar a los historiadores que podría tratarse de alguien al margen de la ley, un delincuente o forajido del que tuvieron que hacerse cargo y acabó de la peor manera posible.
Ahora, los investigadores quieren esclarecer cuál fue el arma exacta con la que se cometió este asesinato, por lo que están buscando información de los tipos de cuchillos y dagas de la época que puedan concordar con ella.
Fuente: Live Science
Alberto Pascual García