Son muchos los hombres que creen que la relación entre eyaculación y el orgasmo es insoluble. Es solo uno de los grandes errores que les impiden mejorar la calidad de sus vidas sexuales, ya que estos dos momentos sexuales pueden ocurrir uno sin el otro. Así lo cree el doctor Prakash Kothari, un sexólogo que ejerce en la localidad india de Bombay desde hace cinco décadas, y asegura que, tarde o temprano, todo hombre debería llegar a ese momento en que reconoce que orgasmo y eyaculación no son una misma cosa. “El orgasmo sucede entre dos orejas y la eyaculación entre las dos piernas”, dice.
Incluso cuando el hombre no eyacula o lo hace escasamente, algo muy habitual en la vejez, no tiene por qué mermar el placer que experimenta durante el orgasmo. Y también al contrario, puede eyacular sin sentirse satisfecho. El clímax tiene más que ver con la satisfacción, mientras que la eyaculación es liberación de semen, un fenómeno físico.
Sus años de trayectoria han permitido a Kothari clasificar en cuatro los tipos de orgasmo, válidos igual para el hombre que para la mujer: temprano (antes de lo esperado); retrasado (después de lo esperado); deteriorado (cuando el nivel del placer no es todo lo que podría ser); y ausente (cuando no hay placer).
Así piensa también su colega Rajan Bhonsle, director de los departamentos de medicina sexual del KEM Hospital y GS Medical College. Dice que lo peor es pensar en los genitales como el centro del rendimiento sexual sin tener en cuenta que hay numerosos factores mentales, emocionales o ambientales que pueden afectar a la calidad del orgasmo. Su consejo para alcanzar un disfrute pleno de la experiencia es relajar la mente y también los genitales.
Marian Benito