Un equipo de científicos de la Universidad Davis de California, liderados por Rebecca J. Schmidt, analizó el impacto de tomar vitaminas específicas durante el primer mes de embarazo en familias con mayor riesgo de diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El estudio, publicado en JAMA Psychiatry, incluyó a 241 niños que fueron seleccionados porque un hermano había sido diagnosticado con TEA. Si bien la mayoría de las madres señalaron que tomaron vitaminas prenatales durante el embarazo, solo 87 (el 36%) cumplieron con las recomendaciones de tomarlas en los seis meses anteriores al embarazo. El equipo de Schmidt afirma que los niños cuyas madres habían tomado vitaminas prenatales durante el primer mes de embarazo tenían menos probabilidades de ser diagnosticados con TEA en comparación con los niños cuyas madres no las habían tomado. La proporción de niños con TEA entre las madres que tomaron vitaminas prenatales en el primer mes de embarazo fue del 14,1% (18 niños) en comparación con el 32,7% (37 niños) que no tomaron vitaminas.
«Al estudiar una cohorte de embarazadas de 241 familias afectadas por el autismo – explica Schmidt en un comunicado –, descubrimos que, a pesar de que estas familias tenían un mayor riesgo de diagnóstico de TEA debido a la genética, el hecho de tomar vitaminas prenatales durante el período crítico de embarazo temprano contribuyó a la reducción del riesgo en aproximadamente en casi un 50%”.
Una limitación es que este estudio fue observacional, lo que significa que puede haber diferencias entre los dos grupos que no se tomaron en cuenta durante el análisis, a pesar de que los investigadores consideraron muchos factores. Otra limitación es el tamaño relativamente pequeño de la muestra del estudio.
Juan Scaliter