Según la National Portrait Gallery del Reino Unido, la reina Isabel II ha posado para retratos oficiales alrededor de 200 veces, pero los que no han contado con este favor son incontables: el museo asocia su imagen a 925, y hay muchas más.
Semejante profusión no se debe solo al hecho de que nacer en 1926 ha expuesto su larga vida –ahora tiene 92 años– a la fotografía, técnica residual en los tiempos de otros reyes. Isabel II ha protagonizado numerosas imágenes con ese formato desde que fue coronada, en 1952, y también se ha convertido en un icono que numerosos artistas han explotado desde los noventa, especialmente tras la muerte de Diana de Gales, en 1997.
El accidente de la princesa alimentó las reflexiones acerca del papel de la monarquía, un debate que su imagen ha reflejado de distintas maneras: el rostro de la reina ha sido interpretado como una metáfora tanto de la desintegración de la institución como de la inmutabilidad ante una época de cambio.
Redacción QUO