Se llama Thuya y tiene más de 3 milenos a sus espaldas, al menos enterrada. Ha sido presentada «oficialmente» a la prensa este pasado fin de semana en Lúxor, al sur de Egipto, un acto que marca un hito en la historia de la arqueología egipcia, ya que es la primera vez que el proceso ha podido ser retratado de primera mano por la prensa internacional.
Se cree que el sarcófago que se ha encontrado pertenece a la conocida como dinastía XVIII, relativa al conjunto de faraones que gobernaron entre los años 1550 y 1295 a.C., una época dorada para personajes tan ilustres como Tutankamón o Ramsés II. Estaba situada entre las tumbas reales del Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas, en concreto en la necrópolis de Al-Assaif, en la ribera oeste del Nilo y donde se daba sepultura a los nombres y altos funcionarios que eran cercanos a los faraones.
Además de la momia, también se han encontrado 1.000 figuras funerarias, denominadas Ushebtis. En el Antiguo Egipto se depositaban en la tumba del difunto y su cometido eran servirle en el paraíso hacia donde se dirigía. Se creía que los espíritus de estas pequeñas estatuas trabajarían para él en la otra vida. Todas ellas estaban hechas de madera, loza y arcilla.
Al parecer, esta tumba en la que se han encontrado más momias, esqueletos y calaveras, podría pertenecer al supervisor de las momificaciones en el Templo de Mut in Karnak, y que se llamaba Thaw-Irkhet-If. A pesar de que esta data de hace 4.000 años, se siguió usando durante cientos años después, de ahí que la momia encontrada fuera de hace unos 3.000. Además, de la momia se ha encontrado otro sarcófago, en este caso de la dinastía XVII, la cual fue abierta ya en privado.
Desde comienzo de 2018, Egipto ha dado a conocer ya más de 12 descubrimientos arqueológicos.
Fuente: The Guardian
Alberto Pascual García