Si el adolescente no atiende a razones, es porque su córtex prefrontal, “el asiento de la razón”, está aún inmaduro, mientras que la amígdala, asociada a las reacciones y emociones instintivas, trabaja sin tregua. El pediatra Jay Giedd, director del Instituto Nacional de Salud Mental de Bethesda, observó que al final de la infancia el cerebro experimenta una explosión de neuronas y de conexiones nerviosas que se reduce durante la adolescencia. Esta “poda” neuronal sucede primero en la zona posterior del cerebro y después en la corteza frontal, sede del razonamiento, la toma de decisiones y el control emocional. El recorte neuronal tiene lugar antes en las mujeres, y se ve favorecido cuando el adolescente mantiene el cerebro en activo.
Cuestión de hormonas. Al decidir, el adolescente utiliza una región del cerebro distinta de la que usan sus mayores. Una investigación del University College of London advirtió que los adultos usan la corteza prefrontal, una región que implica un nivel más elevado de pensamiento y permite sopesar las consecuencias de nuestros actos en relación con los sentimientos ajenos. Los adolescentes, sin embargo, activan la zona del surco superior temporal, más ligado a la toma de decisiones simples. Por eso son más proclives a actuar impulsivamente.
Redacción QUO