En las ecografías del investigador italiano se aprecia la diferencia que existe entre la mujer que relata no tener orgasmo vaginal y aquella que sí lo tiene. En la segunda se ve (en claro) un tejido más engrosado que en la primera. Estas ecografías dan más pistas para encontrar el conocido punto: hay que buscar en la parte superior frontal de la vagina a apenas un dedo de profundidad. La textura de la zona varía en cada mujer, algunas la tienen pronunciada y fácil de encontrar, y en otras es una superficie más pequeña, con una rugosidad menos pronunciada y un volumen casi inapreciable. Su tamaño aumenta con el estímulo, crece cuanto más excitada o estimulada esté la mujer, y las caricias son mucho más gustosas. Se estimula de manera más directa y efectiva mediante pulsaciones, y no por fricción. La receptividad de la zona es mayor con la estimulación manual que con la penetración. La manera mas eficaz de alcanzarlo es dilatando bien la boca vaginal (si se utiliza lubricante, mejor), introduciendo uno o varios dedos y haciendo un gesto similar a cuando se llama a alguien con el dedo. Se puede probar a variar tanto la velocidad como la intensidad de los toques. “Es una de esas prácticas en las que hay que conectar mucho con el cuerpo, y dejar que las sensaciones fluyan”, dice Max Recarte, de La Juguetería.
Redacción QUO