Es cierto que el Amazonas concentra el 30% de la biodiversidad del Planeta y que regula el clima. Pero no es su pulmón. Esto es una función de los océanos y en particular de unos organismos mínimos: el fitoplancton. Estos bosques marinos generan, entre otras, moléculas de monóxido de iodo y bromino que se unen al ozono (tres atomos de oxígeno, O3) y le roban uno, dejando sólo en O2: oxígeno. Gracias a esto, los océanos son responsables de la generación de cerca del 50% de nuestro oxígeno, al tiempo que restauran la capa de ozono. Por si esto fuera poco, un reciente estudio del Woods Hole Research Center de Massachusets, revela que, en el Amazonas, el cambio de selva a pastos reduce en un 10% las emisiones de N2O, un poderoso gas de efecto invernadero que genera la misma selva, necesaria para el ecosistema, pero que no es la única salvadora.El Amazonas nunca
fue el pulmón del planeta
Redacción QUO