Las deposiciones caninas son un peligro urbano. ¿Quien no ha pisado una en alguna ocasión? Algo bastante desagradable, pese a que digan que trae buena suerte. Pero lo que no había ocurrido hasta ahora es que una «boñiga» gigante estuviera a punto de destruir media ciudad.
El escultor Paul McCarthy presentó hace unos días en el Museo de Arte Moderno de Berna (Suiza) su última creación, una estructura inflable que reproducía una caca de perro gigantesca. La pieza fue colocada fuera del museo, pero un temporal veraniego hizo que se rompieran las amarras que la sostenían y que el «zurullo» volara sin control rompiendo las cristaleras de varios edificios colindantes y provocando la caída de una línea eléctrica.
Vicente Fernández López