El cuerpo tiene entre seis y diez millones de sensores táctiles de la cabeza a los pies. Aún no se conoce con precisión dónde están ubicados todos, pero por experiencia propia sabemos que abundan en las zonas erógenas, piel, boca, y especialmente, en las manos, el instrumento táctil por excelencia. Pero lo más llamativo es la especialización de los sensores, como si fueran agentes de una red de inteligencia. Cada uno tiene una función, y todos trabajan para enviar información al procesador central: el cerebro.
Redacción QUO