Las plagas de lemmings que solían producirse el norte de Escandinavia cada 3 o 5 años han disminuido considerablemente en las últimas dos décadas. En un estudio para investigar las razones, Kyrre L. Kausrud y su equipo, de la Universidad de Oslo, apuntan a la transformación que están sufriendo las nevadas en esas latitudes.
Cuando el calor del suelo derrite la parte inferior de una capa de nieve, se crea entre ambas un hueco que constituye el hábitat ideal para los lemmings: encuentran plantas de las que alimentarse y están protegidos del frío intenso del exterior y de la mirada de los predadores.
Kausrud explica en la revista Nature que, en los últimos años, el aumento de temperatura derrite rápidamente la nieve, que luego se enfría otra vez y forma una capa de hielo pegada al suelo. Este proceso deja sin su hogar natural a los pequeños roedores, que mueren de inanición o devorados por otros animales y, como consecuencia, el ecosistema del que forman parte, también se modifica.
Pilar Gil Villar