Hay automóviles que te caen bien y otros que casi dan miedo. La explicación está en aspectos como las líneas más o menos angulosas, la forma de los faros, la altura de la carrocería, la parrilla delantera… Un conjunto de factores determina la “personalidad” de un vehículo. Ahora, todos esos rasgos han sido estudiados y analizados por Sonja Windhager, de la Universidad de Viena (Austria) y Dennis Slice, de la Universidad del Estado de Florida (EEUU), quienes desvelan qué significa cada rasgo. Junto a ellos, el sociólogo inglés David Moxon pone la guinda al pastel con un estudio donde sostiene que los niveles de testosterona en saliva aumentan al escuchar sonidos de motores broncos, como los de un Maserati o un Ferrari.
Redacción QUO