Los “no muertos” son criaturas nocturnas y, según las leyendas, sienten predilección por el frío.
Su naturaleza es maligna y se les atribuyen actos que van desde las simples gamberradas (tirar piedras o asustar al ganado) hasta beber sangre humana.
Pero también se les ha acusado de provocar enfermedades, volver estériles las tierras y traer la peste.
Algunos, además, mataban a sus víctimas asfixiándolas.
Para impedir que regresasen de la tumba, se recurría a cortarles la cabeza, quemarlos o clavarlos al fondo de su ataúd con una estaca.
Redacción QUO