Su elegante silueta y la caprichosa diadema blanca les han valido el nombre de grullas damisela.
Los 240.000 ejemplares del planeta habitan en el hemisferio norte en verano, y cuando llega el frío se lanzan a un duro viaje hacia latitudes más cálidas.
Muchas de ellas perecen de hambre y frío por el camino. Por eso, las que eligen como destino el estado de Rajastán (India) pueden considerarse especialmente afortunadas.
Gracias al empeño de un solo hombre, la localidad de Khichan recibe cada año a las damiselas en un hogar diseñado para ellas: una zona vallada en el centro de la ciudad, en la que cada mañana reciben su ración diaria de grano, que degustan sin ser molestadas por los perros o los traviesos niños del entorno.
Rantanlal Maloo comenzó a alimentar a 25 visitantes alados hace años, mientras se recuperaba de un grave accidente.
Su hospitalidad fue atrayendo a más animales cada temporada, y pronto hubo de recurrir al apoyo de una sociedad de comerciantes que financió su empeño.
Hoy son unas 10.000 las aves que tienen asegurado el sustento de septiembre a marzo.
Redacción QUO