Uno de los mayores hallazgos científicos del siglo XX, la estructura helicoidal del ADN, podría ser el argumento de una intrigante serie de televisión. Ingredientes no le faltan, y menos ahora que la revista Nature ha publicado una documentación inédita. En ella se desvelan las tensas relaciones entre los descubridores oficiales, Francis Crick y James Watson, y sus competidores, Rosalind Franklin y Maurice Wilkins.
En concreto, se trata de nueve cajas llenas de correspondencia y otros materiales, como fotografías y recortes de prensa, entre los años 1956 y 1977, y que se pensaban perdidos. La documentación evidencia el protagonismo robado a Franklin y cómo se la utilizó de chivo expiatorio a la única mujer de esta historia, que a la postre se quedaría sin el premio Nobel.
Watson y Crick a Wilkins: “Créenos que si te dimos una patada en el trasero fue algo amistoso. Esperamos al menos que nuestro robo produzca la unidad entre los compañeros de tu grupo”.
Wilkins a Crick: “Lo discutiremos después cuando el aire esté más claro. Espero que el humo de la brujería deje de entrar muy pronto en nuestros ojos” (en relación a Franklin, que estaba a punto de abandonar su laboratorio, en el King´s College).
Wilkins a Crick: “Pensar que Rosie tenía todos los datos en 3D durante nueve meses y no vio una hélice y que yo le tomé la palabra de que no era una hélice !Dios!” (En realidad, Franklin no había querido enseñar a Crick y Watson la imagen en rayos X en el que se intuía la doble hélice, y Wilkins, que no se había dado cuenta de ello, se la enseñó a Crick y Watson, los cuales no habían hecho ningún experimento para llegar a “su” famosa conclusión).
Redacción QUO