25 de junio de 2009. Michael Jackson sufre una parada cardiorrespiratoria en su mansión de Holmby Hills (Los Angeles, California). Tras ser trasladado al Ronald Reagan UCLA Medical Center, a la 1:14 pm, “el rey del pop” fallece después de pasar por un estado de coma profundo. Es declarado muerto a las 2:26 pm.
El informe toxicológico forense oficial calificó de homicidio la muerte de Jackson, provocada por una «intoxicación aguda con Propofol», debido a una «inyección intravenosa por otra persona». Además del profopol, el informe encontró restos de otras sustancias calmantes, como lorazepam, midazolam, diazepam, lidocaina y efedrina, pero no considera que tuvieran relación con la muerte del cantante. Se señala a Conrad Murray, su médico personal, como principal sospechoso.
El profopol es un agente anestésico intravenoso de corta duración. Se utiliza para la inducción de la anestesia general en pacientes adultos y pediátricos mayores de tres años, para mantener la anestesia general en adultos y pacientes pediátricos mayores de dos meses, para sedar a pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos o para procedimientos diagnósticos, como endoscopia y radiología intervencionista. Entre sus efectos secundarios se encuentra la depresión cardiorrespiratoria, amnesia, mioclonías (sacudidas musculares involuntarias), dolor en la zona de administración, reacciones alérgicas en individuos sensibles a sus componentes, más frecuentes a la soja o el huevo de su excipiente.
Redacción QUO