Los dos grandes problemas del trasplante son el rechazo por parte del receptor y la escasez. Para paliarlos, científicos de todo el mundo se afanan por desarrollar nuevas técnicas que van desde prolongar la vida de los órganos donados a la creación en el laboratorio de piezas de repuesto fabricadas a medida. Estos son algunas de las líneas de investigación más prometedoras.
[image id=»22554″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Albañiles celulares
Mucho antes de Avatar, nuestro cuerpo ya se había formado en 3D. Tal capricho dificulta las cosas para quienes sueñan con bancos de repuestos fabricados artificialmente, ya que los cultivos de laboratorio tienden a agrupar las células en un plano bidimensional, como una tela. Entre las apuestas para salvar este escollo está la “microalbañilería” que Javier Gómez y Ali Khademhosseini crearon en Harvard (EEUU): encierran las células en pequeños ladrillos de polímero líquido para darles la forma deseada. Con la luz, esa especie de gel se solidifica y se obtiene una estructura de gran precisión.
El mismo resultado lo obtienen en la Universidad Rice de Houston (EEUU) al introducir óxido de hierro en las células y someterlas luego a la acción de un imán. La atracción magnética entre ambos funciona como un cincel que va perfilando el tejido con los volúmenes adecuados.
[image id=»22555″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Más tiempo vivos fuera del cuerpo
En febrero se realizó en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid el primer trasplante de pulmón de España con técnica ex-vivo: nada más extraerlos, se conectan a una campana que simula las condiciones del cuerpo humano y les inyecta una solución parecida a la sangre. Ellos siguen funcionando, y así se puede evaluar durante unas horas su estado y adecuación al receptor. En el Hospital General de Toronto (Canadá) se ha utilizado este sistema complementándolo con una terapia génica para reparar unos pulmones que, de otro modo, no habrían resultado adecuados.
Por su parte, Hemant Thatte, de la Universidad de Harvard (EEUU), ha creado una solución líquida, el Somah, que conserva los órganos fuera del cuerpo hasta 21 días.
[image id=»22556″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Piezas artificiales
Una vía de investigación para aumentar la oferta de órganos consiste en eliminar las células de uno no apto para trasplante y “repoblar” con células madre del receptor el esqueleto de colágeno que queda. Esta sustancia no genera rechazo en otras personas. Thomas Petersen, de la Universidad de Yale (EEUU), creó así un pulmón de ratón y el Hospital Gregorio Marañón de Madrid también investiga el proceso con corazones.
Para ver la infografía pincha en la imágen.
Todo nuevo
Algunos investigadores empiezan de cero al crear moldes de materiales biodegradables que pueblan con células del paciente. Una vez estas han formado el pulmón, dedo, hígado, etc., el “andamio” se deshace. De esta manera, Anthony Atala, del Instituto de Medicina Regenerativa Wake Forest (EEUU), creó una vejiga que implantó con éxito a una joven en 2006. En su laboratorio también se está probando una impresora convencional, pero con células en vez de tinta. Capa a capa de tejido, va montando un pequeño corazón.
Pilar Gil Villar