Según un reciente estudio publicado en la revista de divulgación Journal of Neuroscience,neurocientíficos de la Universidad de Cambridge, han descubierto un pequeño pliegue en el cerebro (surco paracingulado, PCS por sus siglas en inglés) vinculado a la separación entre realidad y ficción. Sin duda, uno de los trabajos más importantes que realiza nuestra memoria, es distinguir la realidad frente a lo que hemos imaginado. Si recordamos ciertas cosas de nuestro día, con quién hablamos, de qué, dónde fuimos a comer, a veces nos surgen ciertas lagunas.. ¿Contamos eso en voz alta o lo pensamos para nosotros mismos?, ¿Se cerró la puerta tras nosotros o pensamos en hacerlo?, ¿realmente vimos un payaso al cruzar la esquina?, ¿no lo habrás imaginado?.
En el desarrollo humano, existe un momento en la infancia en que esto se confunde. Fijaros en los niños: creen a pies juntillas en el Ratón Pérez o el Hombre del saco, y esto se debe a que su cerebro aún no está desarrollado para distinguirlo del vecino, no saben qué es más real.
Según el equipo de investigadores, este pliegue (circunvolución lateral), que algunas personas tienen y otros no, es crucial para que distingamos la realidad de la ficción y que nuestra memoria funcione correctamente, es decir, que seamos capaces de distinguir entre recuerdos verdaderos o falsos. Según los neurocientíficos, este pliegue no está presente en el cerebro de enfermos de eszquizofrenia, por ello, la línea que separa la realidad de la imaginación es muy confusa para personas con esta clase de trastorno.
Para el estudio, los 53 voluntarios pasaron por varias pruebas para averiguar si tenían o no PCS y la capacidad de las mismas para distinguir entre recuerdos reales e imaginados. Según Jon Simons, director del estudio: «Las discrepancias observadas en la memoria fueron realmente sorprendentes. Es increíble pensar que estas diferencias individuales podrían llegar a tener tanta importancia en la composición cerebral».
Redacción QUO