Gracias a las películas, todos conocemos los autobuses amarillos en los que los niños norteamericanos van a la escuela. Pero este icono estadounidense tenía una gran pega: era muy tóxico. El color fue elegido en 1939 y utilizado en todo el país con la intención de que fuesen fáciles de ver y muy reconocibles. Tras mirar entre un montón de muestras, el profesor Frank Cyr, que llevaba toda la década de los años 30 intentando evitar que los niños fueran al cole en viejos remolques tirados por caballos, eligió el amarillo cromo, una pintura realizada a base de plomo.
Pero el plomo, aún siendo un material altamente tóxico, no era el único problema. Los míticos autobuses contenían cromo hexavalente, el cuál no sólo puede generar cambios en el ADN, sino también causar varios tipos de cáncer y rinitis, broncoespasmos o neumonía. Aunque cualquier tipo de exposición puede ser peligrosa, el mayor daño lo causa cuando es inhalado. Esto significa que posiblemente el famoso autobús amarillo hizo más daño a las personas que trabajaban con la pintura que a los niños que se montaban en ellos. Aún así, esto hizo que, manteniendo el color amarillo, se cambiase la fórmula para realizar la pintura.
*Publicado en nuestra sección Quonectados.
Vía | io9.com
Redacción QUO