Nuestros amigos son más parecidos a nosotros de lo que creemos. Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) asegura que los amigos tienen similitudes genéticas y también algunas diferencias, lo que explicaría el fenómeno de “los opuestos se atraen”.
Los responsables del trabajo, un equipo dirigido por James Fowler, un científico social de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.), analizaron los datos disponibles en seis genes de cerca de 5.000 personas inscritas en estudios independientes. Asimismo, registraron la variación en un punto específico, o polimorfismo de nucleótido único (SNP), en cada gen, y lo compararon entre amigos y no amigos.
Después de analizar la semejanza genética debido a cuestiones de sexo, edad, raza o ascendencia común, los investigadores descubrieron que los amigos tienden a tener el mismo SNP en una posición de un gen, el DRD2, que codifica el receptor D2 de la dopamina, un neurotransmisor del sistema nervioso. Los amigos también mostraron una mayor variación en una posición en un gen, el CYP2A6, que los no amigos.
En cuanto al fenómeno de «los opuestos se atraen», el equipo de Fowler cree que se puede explicar por la variación en el gen CYP2A6 entre amigos. Este resultado indica que los patrones genéticos no son siempre el resultado de hacer amigos a través de actividades similares, como hacer deporte o tocar instrumentos musicales.
El estudio ha levantado algunas críticas. Los resultados se basan en los patrones de variación en dos de los seis genes muestreados entre amigos y extraños. Algunos genetistas dicen que los investigadores no han analizado los genes suficientes para descartar explicaciones alternativas.
Redacción QUO