Según un estudio llevado a cabo por científicos anglosajones, las personas que cuentan con una menor preparación académica envejecen más rápido que las más formadas. El estudio ha sido realizado en a través de muestras de sangre de 400 personas de ambos sexos entre 52 y 75 años.
El estudio, publicado en la revista Brain, Behaviour and Immunity, vincula la salud con el estatus económico y social de la persona. Sus resultados ponen en evidencia la urgente necesidad de acometer acciones para evitar las marcadas desigualdades sociales, sobretodo en el ámbito de la educación.
Según la investigación, las familias con menos recursos económicos tienen tendencia a realizar una baja actividad física y a consumir más tabaco o alcohol. En contrapartida, tienen menores facilidades para acceder a una atención sanitaria de calidad (en algunos países esta cuestión se acentúa porque carecen de seguridad social).
El líder del estudio, Andrew Steptoe de la Universidad de Londres, afirma que «la educación determina la clase social que las personas adquieren a temprana edad. Nuestra investigación sugiere que en consecuencia de la exposición prolongada a un estatus social más bajo lo que promueve una aceleración del envejecimiento celular».
El secreto, al parecer, se encuentra en los telómeros, que son los extremos de los cromosomas, regiones altamente repetitivas del ADN (no codificante) cuya función es aportar estabilidad estructural a los cromosomas y el tiempo de vida de las estirpes celulares. Es decir, los telómeros cubren a los cromosomas, protegiéndoles así de cualquier daño. Los telómeros que son más reducidos son el indicador de un envejecimiento más precoz. Los resultados arrojaron que aquellas personas con menos estudios tenían telómeros más cortos, indicador de que están envejeciendo más rápido.
Redacción QUO