A Thomas Edison no solo le gustaban las muñecas, sino que además tenía intención de realizarlas en serie con una característica: que fueran parlantes. En el año 1967, 80 años después de que la grabación fuera realizada, se encontró en los archivos del Parque Nacional Thomas Edison (West Orange), la primera grabación que realizó el famoso inventor en 1888. En ella puede escucharse una canción popular cantada por una mujer: «Twinkle, Twinkle, Little Star…”. La peculiar grabación fue encontrada en el cajón del escritorio de una secretaria de Thomas Edison.
Pero en 1967, cuando los científicos intentaron analizarla, los medios a su alcance no se lo permitieron: «Era evidente bajo el microscopio que tenía una grabación de sonido en ella. Las ranuras de un fonógrafo tienen una forma familiar», afirmaba Jerry Fabris, un conservador del Servicio de Parques Nacionales. Para desgracia de los investigadores, el anillo metálico estaba tan dañado que no pudieron obtener la grabación de ninguna forma. Hoy, tras más de cuatro décadas sin poder hallar la forma de escuchar la grabación, científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, en California, mediante el análisis de las imágenes para crear un modelo digital de la superficie del anillo metálico y su reconstrucción en 3D, los científicos han podido, por fin, escuchar el estruéndoso cántico femenino. Puedes escucharlo aquí.
Según parece, Edison contratató a esa mujer para que pudiera grabar la canción, unos dos años antes de que fracasara el lanzamiento de la primera muñeca parlante. A día de hoy y «basándose en la fecha de otoño de 1888, es la grabación de la voz de una mujer más antigua hecha en Estados Unidos que podamos escuchar hoy«, afirma el historiador de la universidad de Indiana en Bloomington, Patrick Feaster, quién investigó en la documentación y periódicos de la época para saber qué historia había tras la grabación. Según pudo saber, Edison tenía la intención de producir los juguetes en masa, pero la rudimentaria y prácticamente inexistente tecnología del XIX, requería que para elaborar 100 muñecas, los cantantes contratados tenían que repetir el cántico 100 veces. Según explica Feaster: «Debieron ser contratados y recibir un pago por esto, por lo que podríamos afirmar que fueron, presumiblemente, los primeros profesionales de la grabación».
La pequeña pieza metálica circular de unos 6,35 centímetros (2,5 pulgadas), jamás llegó a colocarse en ninguna muñeca, ya que en 1890 las grabadoras de cera sustituyeron a las metálicas, justo cuando Edison comenzó a vender sus primeras muñecas parlantes.
Fuente: Science
Redacción QUO