La Antártida en trineo
Grupo expedicionario: 4 personas.
Duración estimada: 24 días de travesía.
Distancia recorrida: 3.500 kilómetros. Desde Tierra de la Reina Maud hasta Patriot Hills.
Transporte: trineo eólico.
Temperatura: soportaron, de media, los 35 grados bajo cero.
A Ramón Larramendi (Madrid, 1965) se le considera el español que mejor conoce el Ártico, y sobre todo Groenlandia. Vivió durante tres años con el pueblo inuit y se le ocurrió la idea de construir un trineo tirado por cometas para navegar sobre el hielo. Con su último prototipo de trineo acaba de recorrer 3.500 kilómetros por la Antártida, hasta llegar al Polo Sur. Es su manera de celebrar el primer centenario de las expediciones de Scott y Amundsen.
P.- ¿Por qué un trineo tirado por cometas?
R.- Me interesa el desarrollo de un vehículo que no solo sirva para la aventura; quiero que tenga una utilidad científica para poder hacer experimentos en el interior de la Antártida. Mi proyecto de trineo es único en el mundo.
P.- ¿Cómo se desplaza un artefacto así en la nieve?
R.- He tardado algún tiempo en desarrollar la técnica, pero ha valido la pena: puesta en práctica, ha demostrado que funciona. Colocando las cometas a unos 300 metros de distancia del trineo aprovechamos bien la fuerza del viento. Avanzamos una media de 100 kilómetros al día.
P.- ¿Dónde empezó vuestra aventura?
R.- En la Tierra de la Reina Maud, que corresponde al sector de la Antártida Oriental. Allí tardamos seis días en montar el trineo, en medio de varias tormentas considerables. Pero lo peor vino luego, cuando tuvimos que soportar vientos helados de más de 150 kilómetros por hora.
P.- ¿Cómo organizaste el trayecto?
R.- Éramos cuatro: Javier Selva, Ignacio Oficialdegui, Juan Pablo Albar y yo. Nos dividimos en equipos de dos con el objetivo de conducir el trineo durante 10 horas diarias cada equipo. En total, navegábamos 20 horas sin parar. Las cuatro restantes eran para revisar el equipo y cenar.
P.- ¿Encontrasteis zonas intransitables?
R.- No, porque es un desierto. Pero sí nos topamos con sastruguis, es decir, pequeñas olas de mar congeladas. Algunas alcanzaban el metro de altura. Tras el impacto, la caída se notaba. El trineo no dispone de amortiguación.
P.- ¿Qué sentiste al alcanzar el Polo Sur?
R.- Felicidad. Desapareció cualquier sensación de incertidumbre. Logramos un hito emblemático. Nadie antes se había planteado llegar hasta allí con un trineo tirado por cometas.
P.- ¿Cuál será tu próximo proyecto?
R.- Pues recorrer 7.000 kilómetros, en la zona más inhóspita de la Antártida, durante 90 días. Para ello utilizaré un trineo que será el doble de grande que el modelo actual: tendrá casi 13 metros de largo. Queremos que la comunidad científica participe con nosotros para realizar allí los experimentos que nos encarguen.
Redacción QUO