Los tiburones martillo tienen una piel brillante tirando a marrón, aunque algunos de ellos se tuestan al sol para ligar un saludable y negruzco bronceado. Sus compañeros acuáticos de la especie Plectropomus leopardus, o mero celestial, no tienen tanta suerte cuando el bronceado va demasiado lejos. Estos habitantes de los corales han saltado a la fama como los primeros peces salvajes en los que se han detectado casos de cáncer de piel. La causa más probable es la exposición a los rayos UV, lo mismo que en los casos de melanoma que se dan en las personas. Aunque también podría deberse a una presencia creciente de un gen que favoreciese la aparición del cáncer entre los peces que los científicos han estudiado.
Gracias a la investigación que publica la revista científica PLoS ONE, la comunidad científica sabe que algunas manchas oscuras salpican el prístino ecosistema de la Gran Barrera de Coral que se extiende en los 2.000 kilómetros que separan las ciudades australianas de Port Douglas y Bundaberg. Y parece que no son un borrón aislado. Los científicos observaron un total de 136 peces capturados en el Parque Marino del Gran Arrecife de Coral, y el 15 por ciento mostraban lesiones oscuras en su piel moteada de lunares azules.
Las bacterias, los parásitos, los virus y los hongos son las causas más comunes que llevan a los peces a enfermar. Pero el cuidado por evitar el contagio se ha limitado a las especies de alto valor comercial, normalmente procedentes de la piscicultura. “Por contraste, las enfermedades de los peces salvajes han recibido menos atención, y se desconoce su impacto económico tanto en la pesquería comercial como en la de recreo”, explican los autores del artículo.
Sin embargo, en este caso el problema afecta a un “pez de arrecife comercialmente importante”, por lo que parece necesario despejar las dudas relacionadas con los efectos del consumo de pescado con melanoma o con la implicación del cambio climático, por ejemplo. Según el texto, “el aumento de informes de nuevas enfermedades en un amplio campo de ecosistemas, tanto terrestres como marinas, se ha ligado a muchos factores, entre los cuales están la exposición a patógenos novedosos y a cambios climáticos globales”.
La investigación incluyó un análisis de los microbios de la piel de los ejemplares enfermos y un estudio detallado de sus tejidos. Tras comparar las muestras tomadas en animales enfermos con las de peces sanos, los investigadores no encontraron diferencias. Pero un análisis histológico detallado de la piel determinó que había una concentración de melanina y unos cambios en la estructura de la piel que “son característicos de los melanomas inducidos en el laboratorio con el modelo del Xiphophorus”, una referencia en el estudio del cáncer en peces en cautividad.
“Dadas las grandes similitudes histopatológicas entre las lesiones descritas en P. leopardus y los melanomas inducidos por radiación UV en el modelo del Xiphophorus, junto a la falta de pruebas de una causa patógena, concluimos que este es el primer caso de melanoma en una población marina salvaje”, remata el artículo.
Andrés Masa Negreira