Si Leonardo da Vinci levantara la cabeza, estaría orgulloso. La NASA ha concluido con éxito un experimento para llevar a la Luna su obra más conocida: la enigmática Mona Lisa. Pero no se trata de un elemento de decoración o de acumular trastos como hacían las abuelas en sus aparadores, sino de un significativo avance para la ciencia. «Es la primera vez que se establece una comunicación láser unidireccional a distancia planetaria«, afirma David Smith del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) e investigador principal de este proyecto.

Y eso no es moco de pavo. Gracias a logros como este, la NASA está muy cerca de revolucionar la forma en que se envían y se reciben datos desde el espacio. «En el futuro próximo, esta sencilla comunicación láser podría respaldar la comunicación por radio que utilizan los satélites», añade Smith. Y en un futuro algo más lejano, podría alcanzar mayores tasas de transferencia de datos y acabar sustituyéndola. ¿Qué permitiría eso? Por ejemplo, transmitir a tiempo real vídeo en alta definición desde los confines del Sistema Solar.

La Gioconda hizo este viaje de casi 385.000 km, a paso de tortuga. La imagen digitalizada se transmitió a una velocidad de tan solo 300 bits por segundo (¿os imagináis bajaros una peli de internet así de despacio?), pero en la próxima misión lunar de la Agencia Espacial estadounidense ya esperan ir a ritmo de guepardo.

No han elegido la Luna por casualidad. Resulta que el satélite artificial que la orbita, el Lunar Reconnaissance Orbiter es el único que utiliza la comunicación láser en lugar de por radio. Eso sí, hubo algunas interferencias por el camino. La atmósfera terrestre hizo que la transmisión no fuera perfecta y sufriera algunos errores, que fueron corregidos con el mismo procedimiento que se utiliza para reparar los datos de un CD o un DVD. ¿Habrán disfrutado los ‘extraterrestres’ de una Mona Lisa sin nariz?.

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Redacción QUO