La epidemiología está dando otra óptica a la investigación. Se trata de hacer un análisis estadístico de datos clínicos obtenidos en otras investigaciones (o en simples tratamientos) para sacar conclusiones empíricas.
En este caso, la Federación Nórdica de Ginecología y Obstetricia ha estudiado la trayectoria de 47.500 parejas que han seguido tratamientos de inseminación in vitro en Dinamarca entre 1990 y 2006, y han concluido que, después de conseguir tener un bebé juntos, las parejas se separaban con mucha menos frecuencia que las que no alcanzaban su meta en el tratamiento.
Las parejas que no lograban tener descendencia se separaban tres veces más frecuentemente que las que sí conseguían culminar el proceso. En cifras, las separaciones entre quienes habían tenido éxito eran de un 9%, doce años después, mientras que las rupturas entre quienes no tenían hijos después de un tratamiento alcanzaban el 27%.
El estudio, publicado en Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica, confirma el efecto desgaste que causan los tratamientos de inseminación artificial en la relación de pareja. Pero hasta ahora no se había cuantificado en qué medida el estrés, la depresión, el deterioro de la calidad de vida y la ansiedad afectaban a la solidez de la relación entre los futuros progenitores.
Redacción QUO