Nos hemos pasado siglos enteros echándole a las ratas la culpa de haber expandido la peste negra por toda Europa durante la Edad Media. Pero, ahora, una nueva investigación realizada por expertos de la Universidad de Oslo parece exculpar a estos roedores, y señala como posible responsable a otro «pariente» suyo, más concretamente al gerbil de Mongolia.
Concretamente, los investigadores suecos han estudiado los parámetros climáticos de aquel funesto período histórico y han llegado a la conclusión de que para que se hubiera producido una plaga de ratas habría sido necesario que se produjesen veranos muy cálidos y con escasas precipitaciones. Pero, de los registros y las crónicas que se conservan, se deduce que el tiempo en aquella época fue el completamente opuesto: con unos períodos estivales bastante más frescos y lluviosos de los normales.
Curiosamente, esas condiciones climatológicas son las ideales para que se expanda otra especie de pequeño ratón conocida como gerbil de Mongolia, del cual se sabe que también puede ser portador del virus de la peste. Estos roedores pudieron llegar a Europa en los barcos de los mercaderes procedentes de Asia, expandiendo así la letal plaga.
Redacción QUO