Si el espantapájaros de El mago de Oz viviera… La canción que lo hizo famoso (If I only had a brain, Si tuviera un cerebro) formó parte de un experimento que permitió ver, por primera vez a una velocidad sorprendente, el movimiento de la laringe, el pecho y hasta la configuración cerebral del cantante que entonaba la famosa melodía.
Para hablar o cantar, cerca de cien músculos distintos se mueven en nuestro pecho, cuello, mandíbula, lengua y labios. Científicos del Instituto Beckman han podido ver cómo todos ellos trabajan al unísono y casi sin esfuerzo. “El hecho de que podamos producir todo tipo de sonidos – explica Aaron Johnson, uno de los autores del trabajo publicado en Magnetic Resonance in Medicine – con la vibración de dos tejidos (las cuerdas vocales) me parece increíble. Por ello he dedicado mi vida a estudiar este fenómeno”.
El equipo de Johnson ha logrado desarrollar una técnica para ver imágenes por resonancia magnética a unos 100 cuadros por segundo, diez veces más rápido de lo normal, lo que convierte esta técnica en la más avanzada del mundo. “Básicamente – explica el profesor Zhi-Pei Liang, responsable del desarrollo – se trata de combinar en alta resolución, la información obtenida en el tiempo y el espacio para conseguir una imagen única y en tiempo récord, sin perder calidad”. Gracias a ello, los expertos han podido retratar todos los movimientos que influyen y confluyen en la capacidad de cantar.
Juan Scaliter