Existía la idea comunmente aceptada de que las poblaciones del Paleolítico Inferior se alimentaban esencialmente de carne. Una creencia que debe ser revisada tras la investigación realizada por Karen Hardy, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con la de Tel Aviv, y cuyos resultados se han publicado en la revista Quaternary international.
La investigadora ha analizado la placa dental de tres individuos que vivieron en la cueva de Qesem, en Israel, y encontró en ella gránulos de almidón y compuestos químicos que revelan que aquellos hombrestambién consumían plantas nutricionales, frutas y verduras. Este hallazgo implica que estos homínidos eran capaces de mantener una alimentación variada, no sólo para sobrevivir, sino también para prosperar y adaptarse al medio. Haciendo un uso intencionado de los recursos vegetales nutricionales locales, aseguraban que su dieta cubriera sus necesidades fisiológicas y sugiere también un conocimiento detallado de la ecología local.
Pero hay muchas más sorpresas, ya que los investigadores también han encontrado en la placa dental pruebas de inhalación de humo, y una serie de marcas y microfibras vegetales que sugieren la existencia de primitivas formas de higiene dental. «Todos estos hallazos», explica Karen Hardy, «nos revelan que los homininos del Paleolítico Inferior eran conscientes de que debían consumir una alimentación variada en cantidad suficiente como para garantizarse una supervivencia óptima. El desarrollo de hogares interiores y el buen control del humo sugieren también una población capaz de razonar y de adaptarse”.
Redacción QUO