Sí, pero no directamente, sino más bien por “deducción”. Experimentos en África de la década pasada han demostrado que estos paquidermos son sensibles a las ondas sísmicas, e incluso las utilizan como lenguaje a distancia.
Partiendo de esta base, sus métodos para encontrar agua son dos.
El primero consiste en percibir las ligeras vibraciones que causa en el suelo la caída de los rayos de una tormenta, y ellos saben que la tormenta dejará agua, así que se dirigen hacia la zona.
El segundo método de teledetección se basa en la comunicación: cuando un miembro de la manada da con un manantial o charca, avisa de dónde se encuentra mediante gruñidos de baja frecuencia (la misma que la de las ondas sísmicas).
Pero aún es un misterio dónde está su “receptor”.
Enviada por Prudencio Costa, Mérida (Badajoz)
Redacción QUO