Habitualmente la vista nos distrae, nos proporciona tanta información que cuando cerramos los ojos, los otros sentidos se despiertan y ocupan un lugar nuevo. Cuando el departamento de ornitología de Cornell lanzó casi 150.000 grabaciones de su Biblioteca Macaulay en 2013, tenía un objetivo simple: desafiar al público a utilizar más sus oídos. Y los animales, si no los vemos, realizan sonidos sorprendentes. Aunque parecen no tener sentido.
Se trata de la mayor colección del mundo de sonidos de la naturaleza y videos es también la manera perfecta para transportarte a una selva lejana. Las 7.513 horas de sonidos emitidos por 9.000 especies de aves, animales marinos e insectos está disponible para todos. Las grabaciones son un poderoso recordatorio de que la naturaleza no es sólo hermosa, también es muy rara, a veces extrañamente familiar, y siempre repleta de sorpresas.
La llamada de una foca barbuda parece un aeropuerto de naves espaciales.
Una morsa se asemeja al vecino martilleando en la siesta.
La rana Hyla arenicolor es un teléfono de los años 1990, sin duda.
Una ballena jorobada del Caribe suena (a partir del 1:50) a una audición para un chelista indeciso y hasta un poco flatulento.
Si alguien necesitara sonido ambiente para un spa, recrear una enorme gota cayendo en un lago dentro de una cueva o para un videojuego de tenis, con esta garza (Botaurus lentiginosus), lo tiene hecho.
¿Quien no recuerda aquellas pistolas láser de juguete de los años 1980? El sonido lo hace esta ave del paraíso (Epimachus meyeri)
Este colobo oriental (Colobus guereza) de Kenya, podría ser un eructo de Homer Simpson repetitdo ad infinitum o una puerta poco engrasada que nadie decide abrir del todo.
El llamado del zorro rojo (Vulpes vulpes) se parece bastante a cuando intentamos vaciar una botella de champú que ya no tiene nada dentro.
Imagina por un segundo que tienes a R2D y a Wall-E discutiendo y que la cucharacha amiga de este último intenta calmar el asunto. A eso suena este Tui de Nueva Zelanza (Prosthemadera novaeseelandiae)
Finalmente, este grupo de lobos grises se hacen oír. Su llamado demuestra que están en cautividad.
Juan Scaliter