Puede que te haya pasado o puede que no. Pero mucha gente afirma que, sin ser una bebida que toman frecuentemente, cuando suben a un avión no pueden resistirse a pedir un zumo de tomate bien condimentado con su sal y su pimienta ¿por qué? Pues porque en realidad los alimentos y bebidas nos saben más insípidos a consecuencia de las condiciones higrotérmicas de la cabina.
La explicación no está entonces en que la comida esté mejor o peor cocinada o sea de peor calidad (que también), sino que a más de 10.000 m de altura las cosas son muy diferentes. La presión del aire y el aire seco provocan que nuestras papilas gustativas se adormezcan y nos dejen con una sensación similar a cuando estamos constipados.
Por ello, tanto en vuelos regulares como incluso a los astronautas de la NASA, suelen especiarles más las comidas para que puedan disfrutar de algo de sabor.
Redacción QUO