Investigadores de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, han demostrado que las células senescentes, aquellas que ya no se dividen y se acumulan con la edad, impactan de modo negativo y disminuyen la expectativa de vida. Los resultados, publicados en la revista Nature, concluyen que deshacerse de ellas retrasa la formación de tumores, mantiene la función de los órganos y los tejidos y extiende la esperanza de vida sin efectos adversos.
“La senescencia celular – explica Jan van Deursen, director de la investigación –es un mecanismo biológico que funciona como freno de emergencia impidiendo que las células dañadas sigan reproduciéndose. Si bien esto es importante para la prevención del cáncer, se ha especulado que, una vez puesto este freno, dichas células ya no son necesarias”.
Nuestro sistema inmune logra deshacerse de ellas habitualmente, pero a medida que pasa el tiempo, se vuelve cada vez menos efectivo y se produce daño en las células vecinas provocando inflamación crónica, una consecuencia relacionada a las enfermedades de la tercera edad.
El equipo de van Deursen ha desarrollado una técnica para eliminar estas células mediante un compuesto llamado AP20187. Los ratones tratados con este medicamento incrementaban su vida entre un 17 y un 35%, mostraban una apariencia más saludable y exhibían menos inflamación en músculos y en los riñones.
“Debido a que estas células se acumulan con la edad – concluye van Deursen – y producen efectos negativos, aunque previamente ayuden a prevenir tumores, eliminarlas una vez cumplida su función nos permitiría aumentar la calidad y los años de vida”.
Juan Scaliter