Qué contentos se ponen todos los padres cuando sus hijos recién nacidos empiezan a hacer cucamonas y, sobre todo, cuando imitan sus gestos. Que el padre sonríe, pues el bebé también. Que la madre, le pone ojitos. Pues el crío lo intenta.
Lamentablemente, la ciencia acaba de chafar el gozo de dichos padres. Porque, un estudio que acaban de realizar investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) , y cuyos resultados se han publicado en la revista Current Biology, desmiente que los niños sean capaces de poseer el don de la imitación a una edad tan temprana.
El hallazgo tira por tierra el resultado de otros estudios realizados en la década de 1980, y que apuntaban a que los bebés si podían copiar los gestos de sus progenitores. Pero la nueva investigación apunta a que aquellos resultados eran engañosos. ¿La causa?
Parece ser que en los primeros estudios, solo se analizaron dos tipos de gestos: sacar a la lengua y abrir la boca. Si el padre sacaba la lengua, el niño lo hacía. Pero los investigadores no pidieron a los voluntarios que hicieran otros gestos adicionales para comprobar si los pequeños también trataban de imitarlos.
Según los investigadores australianos, que un bebé saque la lengua o abra la boca no puede calificarse de imitación. Afirman que solo es un gesto que refleja la emoción que sienten de ver al adulto haciendo algo que les resulta llamativo.
Para demostrarlo, los científicos estudiaron a más de cien recién nacidos, y observaron que, en la mayoría de las ocasiones, respondían al gesto de los adultos con otro completamente diferente. De esta manera, el estudio viene a sustentar la tesis de que el don de la imitación no es algo innato, sino una habilidad que se va adquiriendo poco a poco.
Fuente. Agencia Sinc.
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Vicente Fernández López