Si no hay contratiempos, mañana a las 14:02 horas de la Península un cohete Atlas V partirá de Cabo Cañaveral en Florida (EEUU) para lanzar hacia Marte el vehículo robótico Mars Science Laboratory (MSL). Su objetivo, el planeta Marte, se encontrará en ese momento a 205 millones de kilómetros de nosotros. Si hubiera algún imprevisto, el plazo de tiempo con que cuenta la NASA para realizar el lanzamiento llega hasta el 18 de diciembre.
El MSL, al que una votación popular bautizó con el más poético nombre de Curiosity, debería separarse del cohete unos 44 minutos después abandonar la Tierra y establecer contacto con la NASA unos diez minutos más tarde para comunicar que todo va bien en su viaje en solitario hacia el Planeta Rojo. Según el plan trazado, debería llegar allí el 6 de agosto de 2012, para una estancia prorrogable de un año marciano, casi dos nuestros: 686 días terrestres.
El octavo vehículo que enviamos a inspeccionar suelo marciano, tras los Viking 1 y 2, el Phoenix, Pathfinder, Spirit y Opportunity, tomará contacto con él en el cráter Gale. En el interior de esta depresión de 154 kilómetros de diámetro, se eleva una montaña de 5 kilómetros de altura, poco más que el Mont Blanc (4.810 m). Aunque está capacitado para trepar por sus suave laderas, Curiosity permanecerá durante este primer año en una zona cercana a su base, situada en la vertiente noroeste.
Una vez allí, las líneas de su cometido se centran en comprobar si las condiciones del suelo, una fina capa del subsuelo y la atmósfera del planeta habrían permitido la presencia de vida, e incluso si podrían haber mantenido su huella a lo largo del tiempo, y también si nos permitirían a nosotros habitarlo algún día. Los factores más destacables entre esas condiciones son la presencia de agua, la temperatura y la radiación ultravioleta a que está sometido.
Para estudiarlos cuenta con un conjunto de instrumentos capaces de observar a distancia tanto el suelo como la atmósfera, evaluar en qué zonas las muestras de ambos podrían ofrecer la información más relevante, tomarlas y analizar las mismas in situ. Esos instrumentos han sido desarrollados en cooperación internacional, con una importante aportación española: el Centro de Astrobiología español (INTA-CSIC) ha liderado la construcción de la estación meteorológica incorporada a bordo y denominada REMS (Rover Environmental Monitoring Station).
El conjunto del vehículo, que incluye un brazo robótico de 2 metros de longitud rematado por una cámara, pesa 899 kilos y sus dimensiones son 3 m de largo, 2,8 m de ancho y 2,1 m de altura.
A lo largo de la misión, cuyo coste total alcanza los 2.500 millones de dólares, un equipo internacional de científicos e ingenieros irán elaborando a diario el plan de acción que deberá seguir Curiosity durante la jornada siguiente.
Pilar Gil Villar