Ya comenzó el tercer día en TED Global y nuestro hombre allí, Darío Pescador, nos habla sobre cibercrimen, levitación cuántica, la relación entre idiomas y economía y cómo capturar la luz.
Cibercrimen
Marc Goodman ha sido policía en Los Angeles y ha trabajado con Interpol antes de convertirse en un consultor de seguridad y cibercrímen. Su experiencia le dice que los criminales se están volviendo mucho más listos que las fuerzas de seguridad. Los narcos mexicanos disponen de su propia red de telefonía móvil, con sus propias antenas y llamadas codificadas. Una impresora 3D puede imprimir una pistola, y gracias a la ingeniería genética se pueden crear virus que ataquen a una sola persona.
La velocidad de la luz, a cámara lenta
Con cámaras de alta velocidad se pueden capturar sucesos muy rápidos, como una bala en el momento de atravesar una manzana. Pero ¿se podría capturar cómo se propaga la luz? La respuesta de Ramesh Raskar, del MIT, es que sí se puede. Con su equipo ha desarrollado una cámara especial capaz de capturar imágenes a un billón de fotogramas por segundo. Esto hace posible ver a cámara lenta cómo se propaga un rayo luminoso a la velocidad de la luz. Las aplicaciones son asombrosas: con una cámara parecida se podría ver detrás de las esquinas, analizando los rayos rebotados en las paredes.
Idiomas futureados
¿Puede ser que los idiomas determinen cómo se comportan las personas con el dinero? Eso piensa Keith Chen, un economista americano de origen chino que ha estudiado los idiomas que tienen formas diferentes para los verbos en pasado, presente y futuro (fui, voy, iré) y los ha comparado con aquéllos que usan la misma forma, como el chino o el holandés. A los primeros los llama “futured languages”, y a los segundos “futureless”. Resulta que los países con un idioma que no cambia la forma de los verbos en el tiempo futuro ahorran más que los que tienen palabras diferentes, y que al
parecer ven el futuro como algo separado, y también lejano. Además del ahorro, la gente cuyo idioma no distingue entre presente y futuro tiende a fumar menos, cuidarse más y utilizar preservativos. Habrá que empezar a decir “mañana ahorro”.
Levitación cuántica
Boaz Almog saca un pequeño disco metálico de un baño de nitrógeno líquido y lo coloca sobre un imán. El disco se queda suspendido en el aire, a unos centímetros del imán, sin moverse. Incluso cuando se da la vuelta al imán. No es magia, sino
física cuántica. El disco está hecho de un material superconductor, es decir, que no tiene resistencia eléctrica a bajas temperaturas. Estos materiales no se llevan bien con los campos magnéticos, así que no dejan que las líneas de fuerza del campo los atraviesen, y la repulsión hace que se queden flotando en el aire. Sin embargo, parte del campo magnético atraviesa el disco, fijándolo en su sitio. El efecto es tan potente que con un disco de siete centímetros y dos milímetros de grosor se podría levantar un coche de 1000 Kg.
Redacción QUO