En 2013 la muy esperada Cámara de Planetas Gemini (GPI por sus siglas en inglés) comenzó a funcionar. Instalada en lo alto de Telescopio Géminis Sur en Chile, fue diseñada para detectar planetas que se encuentren muy cerca de su estrella y con una masa significativamente menor de los que se han encontrado hasta la fecha. El GPI también es experto en la detección de planetas jóvenes, que, como todavía conservan el calor de su formación, se mantienen luminosos y visible para este tipo de instrumental.
Y ahora ha demostrado todo lo que prometía: el GPI ha descubierto su primer exoplaneta. A unos 100 años luz, orbitando la estrella 51 Eridani, se encuentra el que, hasta la fecha, es el planeta con menos masa detectado por un telescopio: apenas el doble que Júpiter, cuando lo habitual es que se detecten cuerpos con diez veces la masa del gigante de nuestro sistema solar. Así lo afirma un artículo publicado en Science.
«En este momento la única clase de planetas que podemos ver con imágenes directas son planetas gigantes (por encima de una masa de Júpiter) – explica Bruce Macintosh, astrónomo de la Universidad de Stanford y responsable del hallazgo – y lo más importante, planetas jóvenes. Cuando se forman los planetas, se libera una gran cantidad de energía, por lo que el planeta está caliente y luego poco a poco se enfría, ya que irradia esa energía. Los planetas jóvenes pueden tener temperaturas de entre 226º y 1700 ºC, eso los hace visible en el espectro infrarrojo, aunque sean hasta un millón de veces más tenues que su estrella”.
Otra característica que hace de 51 Eridani b (el nombre del planeta) un objeto tan especial es que la cantidad de metano que se ha podido observar es la mayor jamás detectada con un telescopio. Su temperatura oscila entre 326º y 476ºC lo que hace de él uno de los exoplanetas más fríos jamás fotografiados con luz visible.
Por último, aunque no se trata del planeta más joven descubierto, sí podría catalogarse como un niños en términos astronómicos: tiene 20 millones de años. Es decir, el 51 Eridani b se formó 40 millones de años después que se extinguieran los dinosaurios.
“Rastrear planetas con telescopios que utilizan el espectro de luz visible jamás aportará tantos planetas nuevos como Kepler – concluye Macintosh – pero sí nos permite estudiarlos con un nivel de detalle increíble”.
Juan Scaliter