La zona ‘Ricitos de Oro’, como se denomina a ese lugar rocoso ni tan frío ni tan caliente situado en un sistema planetario, no es la única condición para albergar condiciones aptas para la vida. Recientemente y en concreto en el Observatorio Astronómico de Japón, un equipo de investigadores desbancó al oxígeno como uno de los biomarcadores imprescindibles para la vida. El oxígeno también puede producirse por medio de una compleja reacción del óxido de titanio en el agua, lo que ya no hace tan necesaria la fotosíntesis.
“La presencia de vida, agua superficial y placas tectónicas hacen a la Tierra única en el Sistema Solar. Por contraste, Venus, el planeta más cercano a la Tierra en términos de masa, está caracterizaodo por una significativa temperatura superficial y presión, una falta de vida y agua en la superficie, y una diferente tectónica”, así arranca el artículo publicado en la revista Astrobiology, que lejos de presentar los resultados de una investigación, elabora una serie de hipótesis sobre ‘terreno cultivado’.
“Sabemos que el ambiente era completamente diferente, sin oxígeno”, añade el investigador. Según aclara, aunque ya se han elaborado escenarios verdes sobre el pasado del planeta amarillo, no hay argumentos todavía que señalen a la existencia de vida. “La comprensión de cómo la vida y un planeta coevolucionan es algo que tenemos que pensar”, indica.
También se cuestionan la existencia de placas tectónicas como una razón crítica para albergar vida. “Hay un debate sobre ello, pero la Tierra en sus pasado más remoto, vamos a decir 2-3 billones de años, habría presentado todas las características de un planeta alien”, explica Lenardic. Para él, convendría preguntarse si debemos fijarnos en otros planetas.
Ni sus condiciones fueron las mismas ni dependen de su emplazamiento. “Si encontramos un planeta (en otro sistema solar) situado donde Venus está, si tiene signos de vida, sabremos que lo que vemos en nuestro sistema solar no es universal”, explica.
Redacción QUO