El lector de huella de un Samsung Galaxy S6 entorpeció un caso de homicidio en Estados Unidos. Al encontrarse frente a este sistema de validación de identidad, Andrew Rathubn, miembro de la unidad forense y crímenes informáticos del Departamento de Policía de Lansing (Michigan), no pudo resolverlo hasta que no contó con la ayuda de la ciencia.
El dispositivo contenía evidencias importantes sobre la causa del crimen. Sin embargo, para acceder a ellas,necesitaban la huella táctil del fallecido, la única manera de desbloquear el terminal. Rathbun lo había intentado todo y desesperado por realizar un examen forense y analizar los datos del teléfono, buscó por todas partes en Internet. Incuso llegó a llamar a algunas compañías en busca de ayuda, pero no recibió respuesta.
Rathbun googleó “huella – digital- suplantar” y al momento, se encontró con el trabajo de Jain, profesor de la Universidad Estatal de Michigan. Este investigador ya había creado escáneres digitales de huellas. Jain aceptó la misión y reclutó un equipo con Kai Cao, investigador postdoctoral y Sunpreet Arora, una estudiante. Los detectives les proporcionaron el teléfono del fallecido y sus huellas dactilares en tinta. A partir de ellas, Jain realizó un escáner digital e imprimieron réplicas en 2D y 3D de diez huellas digitales. Al comprobar que ninguna servía para desbloquear el teléfono móvil, se dieron cuenta de que debían mejorar la calidad de las huellas de tinta.
Kai recordó un programa que había desarrollado él mismo. A partir de él, los investigadores llevaron a cabo una minuciosa labor de llenar ‘lagunas’ en mitad de las huellas, siempre con cuidado de no borrar datos vitales.
Hacia falta un paso más: conducción eléctrica para terminar la operación
Un teléfono móvil necesita conductividad eléctrica para que se pueda desbloquear. Es la razón por la que solo nuestros dedos (y no si llevas guantes) pueden interactuar con un lector de huella. Un diodo LED apunta a la superficie de cristal y al iluminar (o ensombrecer) diferentes partes del dedo, éstas quedan registradas en un sensor de imagen. Para conseguir este efecto, los investigadores decidieron imprimir las versiones de la huellas con tinta conductora. Y así consiguieron desbloquearlo. “Por suerte para nosotros, este teléfono no requiere además una contraseña”, dijo con humor Jain, quien destacó el haber podido experimentar con otros métodos.
“Este es un gran ejemplo de asociaciones que trabajan juntas, de varias disciplinas distintas, con un mismo objetivo”, destacó Rob Backus, teniente del departamento de policía.
Redacción QUO