Esta especie de avispa es única en el mundo por dos motivos. El primero, porque solo se conoce un ejemplar de la misma. Y el segundo, por su inclasificable trasero que tiene forma de cabeza de hormiga.
El ejemplar al que aludimos fue descubierto en la región amazónica de Perú, y se conserva en el Museo de Historia Natural de la Universidad de San Marcos, en Lima. Y su sorprendente anatomía hizo creer a los responsables del mismo que se trataba de un ejemplar deforme.
Pero, ahora, un estudio realizado por lari Sääksjärvi, un zoólogo de la Universidad de Turku, en Finlandia, ha llegado a la conclusión de que se trata de una especie desconocida hasta la fecha, y la ha bautizado con el nombre de Clistopyga caramba. Por supuesto, el caramba del nombre es un homenaje a la manera en la que los hispanohablantes expresamos sorpresa.
Dicha especie puede estar extinguida dado que no se han localizado más ejemplares. Pero, ¿cómo pudo evolucionar para que su culo… perdón, trasero… tenga cabeza de hormiga? Aunque parezca algo insólito lo cierto es que en la naturaleza hay muchos ejemplos de especies de insectos y animales con partes de su anatomía que imitan a otras criaturas. Un fenómeno que se conoce con el nombre de mimetismo batesiano.
En el caso de la avispa, el zoólogo cree que ha sido una táctica evolutiva que le permitía atraer a otros insectos para poder devorarlos.
Con todo, las conclusiones del investigador finlandés no han sido aceptadas por toda la comunidad zoológica, ya que hay especialistas que consideran que un solo ejemplar no es suficiente para aceptar la existencia de una nueva especie.
Fuente: ZooTaxa.
Vicente Fernández López