Una de las primeras consecuencias de la llegada de un retoño al hogar es que la calidad de sueño desciende abruptamente en la mayoría de los casos. Y, aunque por lo general, es un período que dura un par de años, las consecuencias no solo afectan a los nervios o la relación de pareja, también inciden en la economía del hogar.
Esta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Economía de Londres (LSE por sus siglas en inglés) que descubrieron que, cuando los padres son frecuentemente despertados por los bebés, son menos propensos a mantener un trabajo, tienen más probabilidades de trabajar horas más cortas y, en consecuencia, ganar menos que antes del nacimiento.
De hecho, sólo una hora menos de sueño cada noche puede reducir los ingresos hasta en un 11%.Para llegar a estos resultados, publicados ante la Royal Society of Economics, los autores, liderados por Joan Costa-Font, examinaron los datos del Estudio Longitudinal Avon de padres e hijos, que se ha estado ejecutando desde los años 90 y engloba a más de 14.000 familias. El estudio contiene registros del sueño de los padres y cuánto se despierta un niño durante la noche, así como la situación laboral, el número de horas trabajadas y los ingresos.
Los resultados mostraron una importante relación entre el número de veces que un niño se despierta por la noche y los ingresos. “La falta de sueño – explica Costa-Font – puede socavar el rendimiento económico. A menudo se pasa por alto el sueño en los modelos económicos, a pesar de sus obvios efectos restauradores sobre la salud humana junto con su influencia en la plasticidad del cerebro. Tener hijos reduce la productividad y creo que los padres y el gobierno deben tener en cuenta esto, y por lo tanto, necesitan ser compensados por lo que vale la pena. Las personas de bajos ingresos serían los más afectados”.
Los autores también señalaron que la mayoría de la gente también duerme menos de lo que debería, por lo que es algo que puede afectar a la población en su conjunto. Tanto que un reciente estudio estimó que el impacto de la falta de sueño sobre la productividad y la salud de los trabajadores del Reino Unido, les costaban a las empresas cerca de 50.000 millones de euros al año.
Juan Scaliter