Gracias a nuevas tecnologías que permiten realizar un seguimiento del Bathochordaeus charon (un miembro del género Bathochordaeus bautizado en honor a Caronte, el barquero del Hades), ha sido posible medir por primera vez cómo los larváceos gigantes contribuyen a la transferencia de carbono atmosférico a las profundidades de los océanos.
Los datos del instrumento DeepPIV revelaron que los larvaceanos gigantes filtran las partículas de carbono a tasas más altas que cualquier otro tipo de zooplancton. Pese a su apelativo de gigante, estos animales apenas alcanzan los 10 centímetros, pero comparados con otros miembros de la familia son al menos 10 veces más grandes. Viven a grandes profundidades, pero poco se sabe de cómo desarrollan su tarea de filtrado ya que sus membranas son tan frágiles que no se pueden analizar en el laboratorio.
Esta tarea de filtración se lleva a cabo del siguiente modo: al propulsarse lanzan las partículas de agua hacia sus membranas, con el objetivo de digerirlas y luego, cuando desechan las membranas (ricas en nutrientes), estas se hunden en el fondo marino, aumentando la riqueza orgánica de esta región. Hasta ahora, los científicos sólo habían podido estimar las tasas de filtración de estos animales basándose en las tasas de otrossimilares.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Science Advances, señala que las tasas de filtración de Bathochordaeus charon permitirían filtrar su rango de 200 metros de profundidad principal en la bahía de Monterey, en 13 días. El siguiente paso de los expertos es obtener datos de filtración de esta especie, en otras regiones del planeta.
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Crédito vídeo: MBARI
Juan Scaliter