De acuerdo con un reciente estudio, publicado en el Journal of Medical Toxicology, los centros de control de envenenamientos reciben una llamada cada 24 minutos, vinculada a exposiciones con suplementos dietéticos. Los resultados mostraron que la tasa de llamadas aumentó un 49,3% entre 2005 y 2012. El 70% de las llamadas tenían que ver con mayores de 6 años y se debían a ingestiones no intencionales.
«Muchos consumidores creen que los suplementos dietéticos tienen los mismos estándares de seguridad y eficacia que los medicamentos sin receta – explica Gary Smith, uno de los autores del estudio en un comunicado –. Sin embargo, los suplementos dietéticos no se consideran medicamentos, por lo que no están obligados a someterse a ensayos clínicos ni obtener aprobación de la Agencia Federal de Medicamentos (FDA) antes de la venta, a menos que el producto esté etiquetado como destinado para uso terapéutico”.
Los suplementos dietéticos con la mayor proporción de consecuencias médicas seriasresultaron ser productos energéticos y suplementos con plantas o sus extractos. Entre estos últimos, la yohimbina (es un alcaloide derivado de la corteza del árbol Pausinystalia johimbe)presentó la mayor proporción de efectos adversos serios: un 28,2%. Este suplemento, según señalan los autores, puede puede causar cambios en el ritmo cardíaco, insuficiencia renal, convulsiones, ataque al corazón y hasta la muerte.
Los productos energéticos, incluidas las bebidas, destinados aaumentar la energía y el rendimiento mental, pueden provocar efectos secundarios no deseados como problemas cardíacos y respiratorios o convulsiones. Los hallazgos señalan la necesidad de una mejor regulación de los suplementos, recipientes que no permitan que los niños los abran y mayor información del producto.
«La falta de supervisión – concluye Henry Spiller, otro de los autores –, ha dado lugar a inconsistencias en la calidad de los suplementos dietéticos, el etiquetado erróneo de los productos y la contaminación con otras sustancias. Aunque la mayoría de estas llamadas de exposición no dieron lugar a resultados médicos graves, la exposición a productos energéticos puede ser peligrosa, lo que sugiere la necesidad de que la FDA regulen estas sustancias”.
Juan Scaliter