Durante siglos fueron los dueños del Atlántico Norte y sus habilidades en alta mar aún hoy resultan asombrosas. Sobre todo teniendo en cuenta que esta región del planeta no se caracterizapor mares calmos y condiciones favorables. No hay evidencias de que este pueblo utilizara la brújula y aún así podían orientarse en los días con niebla o en los que las nubes no dejaran ver el sol. ¿Cómo lo hacían? En 1967, el arqueólogo danés Thorhild Ramskou sugirió que lo hacían mediante el uso de “piedras solares”, minerales que polarizan la luz del sol y que con otros instrumentos permitirían ubicarse. En aquel momento pocos fueron los que creyeron en esta hipótesis, pese a que estos cristales se mencionan en diferentes textos medievales.
Pero en 2005, 2011 y 2016 se publicaron diferentes artículos que apoyaban esta teoría.
Ahora, un nuevo estudio aporta más evidencia. Una investigación realizada por el experto Gabor Horvath, de la Universidad Eötvös Loránd, señala a los materiales birrefringentes como posibles “piedras solares”. Minerales como la turmalina, calcita o cordierita, son birrefringentes, es decir,dividen la luz en dos. Cada haz varía dpendiendo del ángulo y de la polarización de la fuente de luz. En el artículo publicado en Proceedings of the Royal Society A, Horvath señala que no es “mirar por la piedra y saber dónde está el sol”, se necesita experiencia y calibración. Pero sí todos estos minerales demostraron ser capaces de ayudar a determinar la posición del sol tal y como habrían hecho los vikingos.
Solo hay dos obstáculos. El primero es que las pruebas se llevaron a cabo en laboratorios y no en alta mar. Y segundo es que Horvath es el autor de todos los estudios antes mencionados.
Juan Scaliter