Geocientíficos de las universidades Tecnológica de Michigan, de Wisconsin Oshkosh y de la Escuela Politécnica Federal de Zurich, han rastreado la edad y las firmas químicas almacenadas en pequeños minerales de circón con el objetivo de comprender el mecanismo de reciclaje de carbono desde el manto del planeta hasta la superficie.
Esto podría ayuda a mejorar los modelos sobre cómo nuestro planeta pasó del periodo de glaciación global (también conocido como Tierra bola de nieve o Snowball Earth) a temperaturas más templadas. Los resultados se publicarán en Nature Geoscience el próximo lunes.
Los detalles de la construcción de los continentes están encerrados en las estructuras cristalinas de diminutos circones procedentes de la Antártida. Algunos de estos fragmentostiene un tamaño de 100 micras, el ancho de un cabello humano promedio.
“Para este tipo de estudios – explica Chad Deering, líder del estudio –, contamos con un esquema de clasificación que usamos para determinar el tipo de roca original en el que creció el mineral. Esta información nos dice qué tipo de magma dejó esa firma química particular. Lo que hemos descubierto analizando las firmas, es que la geoquímica refleja un desequilibrio, y la Tierra tiene que expulsar todo eso para intentar volver al equilibrio. Lo que proponemos es que una serie de eventos tienen que coincidir para producir las condiciones óptimas requeridas para liberar una cantidad anómala de carbono”.
El equipo de Deering descubrió un pico en los tipos de magma que emiten carbono, uno que se produjo entre 500 a 700 millones de años atrás, durante el período Ediacárico. Si bien los volcanes emiten una gran cantidad de dióxido de carbono, algunos son mucho más “productivos” en este aspecto. Los volcanes alcalinos como el Monte Etna en Italia y el Monte Erebus en la Antártida eclipsan la producción de carbono de otros volcanes, llegando a cifras entre 10 y 50 veces mayores. Este es el mismo tipo de vulcanismo que se identificó en los circones estudiados por el equipo de Deering. Todos estos procesos habrían contribuido a formar la atmósfera actual de nuestro planeta.
Juan Scaliter