Hace unos doscientos cincuenta millones de años, antes de la llegada de los dinosaurios, la Tierra estaba plagada de extraños animales, incluidos los primos de aquellos, similares a dragones de Komodo y parientes de mamíferos. Una nueva investigación nos muestra que el ecuador pérmico era a la vez un punto clave literal y figurativo: era, en su mayor parte, un desierto caluroso y ardiente, además de tener una concentración de animales únicos. Aquí era posible encontrar antiguos anfibios del tamaño de un cocodrilo justo al lado de parientes de dinosaurios y cocodrilos recién evolucionados. Muchas de estas especies fueron aniquiladas después de una extinción que cambió la vida en el planeta para siempre.

En un artículo publicado en Earth-Science Reviews, los paleontólogos estudiaron sitios fósiles en todo el mundo desde finales del Pérmico para tener una idea de lo que vivía en estas regiones. Los resultados mostraron que allí habitaban una variedad inusual de especies, una que es comparable a los trópicos modernos, excepto por una gran variedad de reptiles carnívoros que actualmente se verían fuera de lugar.
«Los trópicos actúan como un centro de diversidad; todo lo que se ha extinguido en otros lugares todavía está vivo allí, y hay cosas nuevas que evolucionan – explica Brandon Peecook, coautor del artículo, en un comunicado –. Si bien tiene sentido que las selvas tropicales cálidas y húmedas que vemos ahora tengan una diversidad increíble, parece contradictorio que estos desiertos ardientes y cálidos albergaran una gama excepcional de especies, especialmente porque la diversidad en el ecuador fluctúa tanto históricamente”.
Estos hallazgos sobre el Pérmico tardío plantean la pregunta: ¿Por qué estamos viendo tanta biodiversidad en el ecuador? “El clima pérmico y la distribución de especies – añade Peecook –en comparación con los eventos modernos, nos muestra que si bien muchos cambios son naturales y los vemos a lo largo de la historia de nuestro planeta, también pueden ser provocados, por ejemplo por la actividad humana. Después de la extinción del Pérmico, casi todos los ecosistemas tuvieron que reconstruirse. Este evento alteró la vida de forma permanente y mientras los nuevos animales evolucionaron y prosperaron, el proceso de recuperación tomó millones de años, y los animales que se perdieron nunca regresaron. Si queremos saber cómo funcionan los sistemas de la Tierra, qué se espera y qué es lo normal, tenemos que mirar al pasado.El análisis de lo ocurrido, nos está proporcionando la evidencia que necesitamos para medir y minimizar nuestro impacto sobre el clima, previniendo un daño permanente a los ecosistemas del planeta”.
El estudio forma parte de un proyecto mucho más amplio centrado en la extinción pérmica.

Juan Scaliter