Los «materiales bidimensionales» (materiales realizados en capas que tienen solo unos pocos átomos de grosor) son prometedores tanto para la electrónica de alto rendimiento como para la electrónica flexible. El material 2-D más conocido es el grafeno, una forma de carbono, pero recientemente los científicos especializados en este campo han estado investigando otros materiales en 2-D, como el disulfuro de molibdeno, que tienen sus propias ventajas.
Producir componentes electrónicos útiles, sin embargo, requiere integrar múltiples materiales 2D en el mismo plano, lo cual es un desafío. En 2015, investigadores de la Universidad King Abdullah desarrollaron una técnica para depositar disulfuro de molibdeno (MoS2) junto al diseleniuro de tungsteno (WSe2), con una unión muy limpia entre los dos materiales. Con una variación de la técnica, los investigadores de la Universidad de Cornell descubrieron que podían producir cables largos y rectos de MoS2, de solo unos pocos átomos de diámetro, que se unen de forma limpia con el WSe2.
Ahora, un grupo de investigadores del MIT, han publicado en Nature Materials un método para modelar computacionalmente nanocables de MoS2.
«La fabricación de nuevos materiales 2-D sigue siendo un desafío – explica Markus Buehler, principal autor del estudio, en un comunicado –. El descubrimiento de mecanismos mediante los cuales ciertas estructuras pueden ser creadas, es clave para mover estos materiales hacia las aplicaciones, principalmente en materiales con propiedades eléctricas interesantes y en el campo de la óptica, por ejemplo, paneles solares”.
Juan Scaliter