La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado que la resistencia a los antibióticos es una de las tres mayores amenazas para la salud humana actual, ya que las bacterias se vuelven cada vez más resistentes y se están desarrollando muy pocos tratamientos para combatirlas. El proyecto de investigación DRIVE-AB, de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y AstraZeneca, ha determinado en un informe que será necesaria una inversión de 1.000 millones de dólares por antibiótico a nivel mundial para aumentar significativamente el número de nuevos antibióticos que llegarán al mercado en los próximos 30 años.
De acuerdo con declaraciones de Francesco Ciabuschi, miembro de DRIVE-AB de la Universidad de Uppsala, Suecia, “nuestras simulaciones predicen que esto podría ayudar a traer al mercado un total de 16 a 20 nuevos antibióticos verdaderamente innovadores en los próximos 30 años. De lo contrario, algunos tratamientos científicamente prometedores probablemente nunca llegarán a los pacientes”.
Los expertos determinaron tres modelos para estimular la I + D y asegurar que los antibióticos críticos continúen siendo accesibles y se puedan usar de manera sostenible: 1) subvenciones de investigación no reembolsables; 2) coordinadores gubernamentales que identifican y llenen los vacíos en la disponibilidad mundial de antibióticos; y 3) financiamiento de continuidad del suministro a largo plazo para garantizar un suministro predecible de antibióticos genéricos a lo largo del tiempo.
“El proceso de I + D es largo – concluye Stephan Harbarth, también implicado en la investigación –. Tenemos que implementar estos incentivos ahora para obtener nuevos antibióticos entre 10 y 20 años a partir de ahora”.
Juan Scaliter