Acabamos de conocer a través de IFL Science un caso aterrador. Un ciudadano indio fue dado por muerto en hospital de la ciudad de Nagpur, tras sufrir un accidente de tráfico. El hombre ingresó en estado de muerte cerebral y, horas después, se diagnosticó su muerte clínica. Pero, cuando el forense de guardia fue a hacerle la autopsia, descubrió asombrado que aún tenía pulso.
El hombre continúa sin actividad cerebral, pero sus constantes cardíacas y respiratoriasse siguen manteniendo de forma inestable, Puede parecer terrible, pero este tipo de sucesos se producen alguna que otra vez. Y en España hemos tenido recientemente un caso similar. Se produjo en enero, cuando los funcionarios de la prisión asturiana de Villabona descubrieron inerte en su celda a uno de los reclusos.
Hasta tres médicos (dos de ellos en la cárcel y, porsteriormente, también la forense de la comisión judicial) certificaron su muerte. La sorpresa vino en la morgue, cuando unos empleados descubrieron que el supuesto cadáver se movía en la bolsa de plástico en la que lo habían introducido, y que emitía un sonido parecido a los ronquidos.
Aún no sabemos con certeza que es lo que ocurrió, pero las primeras hipótesis apuntan a que el recluso (que tenía varias patologías y que la noche antes del suceso se había sentido mal) pudo sufrir alguna variedad de catalepsia.
Vicente Fernández López