Los peces eléctricos perciben su entorno y se comunican entre sí produciendo señales eléctricas desde sus órganos. Un grupo de peces eléctricos del continente americano, los Apteronotidae, generan señales eléctricas a través de los potenciales de acción (descargas que llevan información entre tejidos) de células especializadas que se originaron a partir de neuronas motoras modificadas en la médula espinal. Los órganos eléctricos de estos peces alcanzan los potenciales de acción de mayor frecuencia de cualquier tipo de célula en cualquier animal: a menudo por encima de los s 1 kHz (es decir, 1.000 pulsos por segundo), y pueden hacerlo espontáneamente sin la intervención del cerebro.
La clave estaría en el cableado genético de un canal de sodio de estos animales. En un estudio publicado en PLOS Biology, los investigadores, liderados por Ammon Thompson, señalan que este canal de sodio habría evolucionado para contribuir a la alta frecuencia del órgano eléctrico.
Los canales de sodio permiten que los iones de sodio cargados positivamente entren y salgan de las células de una manera controlada, lo que genera señales eléctricas para regular las funciones celulares, como la contracción muscular. Al comparar genes que codifican canales de sodio dependientes de voltaje en varias especies de peces eléctricos y no eléctricos, los investigadores demostraron que en el ancestro de los Apteronotidae, el gen que normalmente codifica los canales de sodio en el músculo, se duplicó.
Los canales de sodio son un objetivo importante de numerosas neurotoxinas y están implicados en trastornos musculares y neurológicos congénitos como la epilepsia y la debilidad muscular. Investigar estos canales y sus funciones podrían arrojar luz sobre las mutaciones subyacentes a estos trastornos en los seres humanos.
Juan Scaliter